lunes, 25 de enero de 2010

Sobre nada

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Todo empieza. Ya lo dijo Joaquín Gutiérrez cuando se murió con Federico: “… es un instante que no se puede medir. Porque poquito antes no había comenzado y de pronto ya comenzó.”.
Y se puede decir que esto comenzó con la elección de poner el mismo disco de siempre, el único que quedaba, Chet Baker. La gloria de su música había quedado trivializada, tras ponerlo una y otra vez, pues la radio rara vez ofrecía algo de música estimulante.
Sucedió mientras buscaba la forma de empezar a escribir, estimulado por la lectura del libro adquirido recientemente, que era como tener la oportunidad de esculcar baúles y gavetas empolvadas de un escritor argentino tan conocido como enigmático.
Talvez quería escribir páginas solemnes; siempre se quiere escribir páginas solemnes. Síntoma y enfermedad a la vez.
Descubrí que simplemente quería escribir algunas líneas sobre cómo se empieza a escribir líneas intrascendentes, y cómo son esas líneas las que deciden si tomar el camino de la trascendencia, o no.

1 comentario:

SebasR dijo...

fuck mae.. qué trivial y qué bueno