La mirada perdida
la muchacha de las empanadas de las arepas
no levanta la vista.
Y amasa la masa y toda la empresa familiar
detrás suyo,
el padre saca las cuentas y cobra
cuatro hermanos ponen el ambiente
los perros echados.
Y ella ofrece
buenos días señorita tenemos la' repita
la empanadita los refrescos
y nada que levanta la mirada
y uno la puede mirar todo
lo que dure comiéndose la empanada.
El aceite hirviendo salta
y se confunde con el murmullo del mar
la manteca reverberando aquí y el mar reventando
lejos
como yo que acabo de llegar de no importa dónde
y tantos otros
que de pronto aquí sentados habrán fantaseado
deliberadamente con sus piernas
así
hasta que
el último mordisco
de la empanada
y uno paga
termina de limpiarse, tira el par de servilletas empapadas y se va
y lo único que tiene
seguro es otro abono en la cuota del colesterol .
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